miércoles, 17 de diciembre de 2014

ESTOY CONVENCIDO

Quienquiera que siga con regular atención las opiniones de que se hacen eco los medios, puede haber notado que se usan distintos instrumentos dialécticos.
Hay quien aporta datos y cita fuentes,  la manera más contundente de convencer, pero que se basa en el esfuerzo previo de la comprobación y la investigación.
Por eso cunde más, es más práctico, asequible y polivalente, declararse "convencido".
En la radio y en la televisión sobre todo, en entrevistas, en declaraciones, oímos  a personas con más o popularidad manejar el "estoy convencido" con apabullante seguridad. De manera que tal dicha o cual desdicha va a ocurrir, no por tales o cuales indicios contrastados, sino porque el augur lo avala con su con su socorrido, "estoy convencido".  Pues mire usted, que le aproveche, ¡pero a mí no me convence usted!

jueves, 11 de diciembre de 2014

LA LEY ORGÁNICA DE LA SEGURIDAD CIUDADANA

hoy aprobada por el Congreso ha sido protestada por los diputados de Izquierda Unida y de Izquierda Plural, apareciendo amordazados. Pero también han votado en contra, haciendo uso de sus facultades parlamentarias. Se han manifestado por tanto dos veces, de las cuales la primera, la de la exhibición de la mordaza, parece más bien jugar el papel de los  ciudadanos de a pie, de los que no gozan de la potestad de votar en la cámara legislativa. 

miércoles, 10 de diciembre de 2014

EL JUEZ RUZ

continuará ocupándose del caso Gürtel hasta Marzo. Esto lo ha decidido el Consejo del Poder Judicial que, entiendo, tiene la potestad de asignar o relevar jueces. En definitiva, una potestad que puede afectar al curso y al correcto desarrollo de la administración de justicia; de tal manera que cabría preguntarse si el Consejo General del Poder Judicial no es un poder por encima del poder de los jueces, del poder judicial en sentido estricto. 

lunes, 1 de diciembre de 2014

PROPIEDAD PARTICULAR


José Siles Artés

              Estaba amenazando otoño. El cielo se mostraba inseguro y tornadizo. El sol, que quince días atrás espantaba, ahora se buscaba.
              Era domingo y en la calle se veían familias con niños, matrimonios mayores trajeados, algún solitario con los zapatos lustrados; pocos coches por la calzada, pero bastantes ciclistas.
              Caminando todo el rato a lo largo de la acera frente a Levante, logramos soltar el frío con que salimos de la umbría de nuestro piso, y al entrar en el parque del Retiro, nuestro decidido propósito era encontrar un banco al sol para, ingrávidamente flotar, vaporar, hasta la hora de comer.
              Pero parecido sueño debían tener muchos otros domingueros; y no solamente terceredistas como nosotros, sino medianedistas y hasta jóvenes. A nadie amarga un dulce, y nadie desprecia la caricia del sol en un domingo destemplado.
              Deambulamos un poco por los senderos erráticos del parque, hasta desembocar en una glorieta circundada de bancos, todos ocupados; los que miraban al sol, quiero decir.
              Pero en uno de ellos sólo se sentaba un caballero que, abstraídamente, leía una revista. Estaba sentado en el centro del asiento y, a su derecha tenía un bolso, de tal modo que en total acotaba más de dos tercios del territorio.
              -Buenos días, ¿le importaría que nos sentemos aquí?
              Alzó la cabeza, nos miró con desconfianza y, sin soltar palabra, pasó el bolso a su lado izquierdo.
              En budística quietud permanecimos allí mas de una hora, calculo, hasta que, cargadas las baterías, se nos hizo la hora del almuerzo.
              -Adiós, buenas tardes-nos despedimos.

           Por toda respuesta el caballero agarró su bolso y lo colocó en su punto original, restituyendo así el dominio perdido. Es decir, la total posesión del sol.