jueves, 10 de diciembre de 2015

SER O NO SER

En estos días de campaña electoral los candidatos pierden a veces los estribos y  profieren descalificaciones tajantes unos contra otros.
Las acusaciones pueden ser de distinta especie: sobre la corrupción, sobre promesas incumplidas, sobre faltar a la verdad y sobre mala gestión.
Hay otra censura, de orden ontológico, que a veces sale a relucir cuando no queda más por reprochar.
-¡Es que ustedes son de derechas! No lo nieguen, son de derechas.
Los aludidos quedan acobardados, en vergonzante falta de respuesta. No es de recibo reconocer que se es de derechas. Curiosa asimetría, porque los de derechas podrían contraatacar con un:
-¡Y ustedes son de izquierdas!
Pero no se atreven, aunque se saben de derechas y están orgullosos de serlo. Incluso entre ellos, la izquierda está considerada como una posición nefanda, como a veces se hace notorio. Y asi sucede que, aunque las dos ideologías se implican en el juego democrático, en el fondo no terminan de aceptar el derecho a ser como es de la otra. 

lunes, 7 de diciembre de 2015

¿ES DEBATE?

Ante un auditorio, dos o más políticos se acusan mutuamente de corrupción, de mentir, de incumplir promesas y de incompetencia. Un presentador o presentadora "modera" el acto y se aplica a interrumpir, a quedar por encima de los participantes y a atizar el fuego ("Pueden interrumpirse cuando deseen"). Y a tal rifirrafe llaman "debate". ¿No sería más apropiado llamarle "combate"?

martes, 1 de diciembre de 2015

CARLOS OROZA

Pasé una hoja de El País de anteayer y me topé con el rostro del poeta Carlos Oroza, al lado de su necrológica. Me impresionó su mirada perdida, de profundo desamparo.
Yo lo conocí de joven, brillantes los ojos negros, ágil, vital, seguro de sí mismo. Fue en el Café Gijón de Madrid, donde paraba a todas horas y gozaba de gran popularidad: era el poeta bohemio, despojado de todo convencionalismo burgués. 
Nunca supe cómo lograba sobrevivir, si bien la caridad de algunos contertulios era desde luego uno de sus recursos.
Me senté veces con él y con su amigo y paisano el poeta Uxío Novoneyra, al que me encantaba escuchar sus poemas en gallego. La poesía de Carlos, sin embargo, no me enganchaba.
Después de muchos años lo volví a ver: en el Círculo de Bellas Artes. Creo que estaba de visita bajo los auspicios de su gran amigo Francisco Umbral. Lo saludé con alegría y afecto, y con toda franqueza me dijo que no me recordaba. Ahora había devenido un hombre maduro, de mirada sombría y cauto en el trato. Apagada noté el aura de sus años del Gijón. Me consternó la mudanza de mi amigo de otro  tiempo, pero sin llegar a  la desolación que me ha hecho sentir la foto del otro día en su obituario. Aquí a Carlos se le ve hundido en amarga desesperanza. Descanse en paz.