¿Por
qué una novela triunfa arrolladoramente?
La pregunta, a primera vista, es de Perogrullo. Triunfa la novela que
tiene valor, la que tiene calidad, principio sin el cual, en el arte no se
puede descollar. Sin embargo, la gran mayoría de las novelas no llegan a ser
éxitos estruendosos. Obtienen una aceptación discreta o pasan casi
desapercibidas, y no obstante, algunas, artísticamente hablando, poseen una
calidad indudable. Nos detenemos a buscar una explicación y, por mucho que nos
parezca injusto, se nos hace patente que la calidad, la excelencia de la
materia, de la escritura en este caso, aunque sea reconocida, no es garantía
única de éxito. Y simultáneamente nos salta a la vista el factor “enganche”,
consistente en poder atrapar el interés
del lector. Su contundente eficacia puede inclinar la balanza hacia el éxito,
haciendo pasar por alto deficiencias estéticas, algo que a los narradores en general les cuesta entender.
¿Será que el arte de entretener es más raro que el arte de escribir?
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