miércoles, 26 de abril de 2017

ESPERANZA AGUIRRE


           
  Dimitió. Dimitió por fin. Dimitió con humildad… Se equivocó; no cumplió con su deber de asegurarse de la honradez de sus subordinados... La dio por supuesta, al parecer.
              Mujer arrogante, siempre dando lecciones, siempre fustigando al político de signo contrario.
            Política de lengua mordaz, su voz era inflada, su tono desafiante. Hablaba desde el dominio de la verdad y la justicia.
            En tocado y vestimenta, siempre niña mona, su espejito y su barra de labios a mano. En una foto, ya antológica, Dª Esperanza se está retocando los labios, mientras varios de sus colaboradores más cercanos la contemplan.                                                                                                                ¿Volverá por sus fueros la Esperanza prepotente? Los jarrones chinos tienen mal arreglo.

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