miércoles, 17 de mayo de 2017

DESAYUNANDO EN COMPAÑÍA

            La hora del desayuno fuera de casa, en compañía sobre todo, puede ser uno de los ratos más agradables del día.
            Sienta bien comunicarse, compartir, intercambiar impresiones y opiniones, conversar de lo que se tercie. Pero parece  que ya el factor compañía no es indispensable. Como parece ocurrir con esta chica tan sonriente, sentada en la terraza de un bar, que da cuenta de un panecillo untado de aceite de oliva, mientras alternativamente habla o escucha al móvil que tiene frente a sí, apoyado en el servilletero. Y aún se me ocurre una pregunta: ¿Estará charlando con alguien que también está desayunando en este momento?

1 comentario:

  1. La gente no confía en el encuentro fortuito con La Maga de Cortázar o con alguna semejante o asemejada. Así las cosas, el móvil podría ser un medio para quedar y encontrarse. Así se planificaría la cita y se aliviaría algo la ansiedad que trae carecer de cualquier magia. ¡¡Pero, ahora, no, no!! ¡¡Se ha pasado a atribuir toda magia al móvil!! Ya ni te encuentras con nadie, ni quedas, ni hablas con nadie. Sólo quedas con el móvil. Y, si se te pierde, es peor que si te mataran a la madre.

    ResponderEliminar