Se olvidan las vivencias,
las experiencias, los sucesos más o menos protagonizados. El tiempo avanza y la
desmemoria va inexorablemente borrando, desdibujando nuestro pasado.
Los hechos, las circunstancias, el escenario y las
personas integrantes de los recuerdos son todos vulnerables, progresivamente,
al hacha de la desmemoria.
¿Adónde van a parar esos recuerdos que vamos perdiendo?
¿Hay algún lugar de nuestra conciencia, de nuestro subconsciente, donde vayan
cayendo? ¿Y quedan allí definitivamente sepultados?
¿O existe una región, una especie de limbo, donde
nuestras experiencias pasadas se van depositando íntegramente y viven frescas
como antaño?
Me hago estas preguntas a raíz de un sueño que he tenido
recientemente. Soñé con un conflicto que, en mi calidad de funcionario, tuve
con la Administracion. Sufrí mucho, porque creía llevar razón en algo que me
afectaba sobre manera. El asunto se resolvió algún tiempo después y, pasados
los años, las décadas –más de cuatro-, yo no me acordaba ya para nada de aquel mal trago. Hasta hace
unos días, que lo soñé, sufriéndolo con todo realismo, igual que ocurrió en
aquel tiempo. Y lo más sorprendente es que parece haber vuelto para quedarse. De
olvido ha pasado a ser recuerdo amargo.
Qué cierto me parece esa reflexión
ResponderEliminarAgradezco su comentario, y pido perdón por tan largo retraso
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