sábado, 27 de mayo de 2017

DESOLVIDO

Se olvidan las vivencias, las experiencias, los sucesos más o menos protagonizados. El tiempo avanza y la desmemoria va inexorablemente borrando, desdibujando nuestro pasado.
            Los hechos, las circunstancias, el escenario y las personas integrantes de los recuerdos son todos vulnerables, progresivamente, al hacha de la desmemoria.
            ¿Adónde van a parar esos recuerdos que vamos perdiendo? ¿Hay algún lugar de nuestra conciencia, de nuestro subconsciente, donde vayan cayendo? ¿Y quedan allí definitivamente sepultados?
            ¿O existe una región, una especie de limbo, donde nuestras experiencias pasadas se van depositando íntegramente y viven frescas como antaño?
            Me hago estas preguntas a raíz de un sueño que he tenido recientemente. Soñé con un conflicto que, en mi calidad de funcionario, tuve con la Administracion. Sufrí mucho, porque creía llevar razón en algo que me afectaba sobre manera. El asunto se resolvió algún tiempo después y, pasados los años, las décadas –más de cuatro-, yo no me acordaba  ya para nada de aquel mal trago. Hasta hace unos días, que lo soñé, sufriéndolo con todo realismo, igual que ocurrió en aquel tiempo. Y lo más sorprendente es que parece haber vuelto para quedarse. De olvido ha pasado a ser recuerdo amargo.

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