viernes, 15 de septiembre de 2017

FUENTE DE RIQUEZA


            El hombre es un animal de costumbres, qué duda cabe. Pocas máximas habrá tan constatables como esta. He estado leyendo estos días una novela inglesa enmarcada en los años treinta del siglo pasado, y me ha divertido observar la amplia gama de rutinas y hábitos y prejuicios que inspiraban el día a día de aquella sociedad. Pero podría con un poco de empeño rastrear una paralela dependencia de la sociedad española de aquel tiempo.
            Desde entonces se han perdido desde luego bastantes costumbres y gustos, pero hemos adquirido otros nuevos que vivimos con la misma asiduidad y fruición.
            Se me han ocurrido las anteriores las divagaciones a propósito de ese pasatiempo tan celtibérico de “tomar algo”.
         “¿Tomamos algo?”. “¿Vamos a tomar algo?” En nuestro día a día son proposiciones que suenan aquí y allá con frecuencia.
             El español es feliz “tomando algo”: cerveza, vino, café, normalmente en compañía; y también solo. Y puede sin duda opinarse que es una afición antieconómica e improductiva. Pero, oiga, y los miles y miles de puestos de trabajo de variada clase que conlleva el mantenerla. ¿No será el ocio aquí un buen negocio? ¿Y qué pasaría si nos volviéramos más diligentes y echáramos más horas de labor que de “tomar algo”? Que nuestro PIB se resentiría, no me cabe la menor duda…