Oyendo discursear a Pedro Sánchez, el líder del PSOE, uno recuerda el estilo de sus antecesores; el primero de ellos, Felipe González. Los tics, los gestos y la oratoria se heredan. Oyendo a Rivera, sin embargo, uno oye a Rivera.Y oyendo a Iglesias uno oye a Iglesias. La diferencia puede percibirse de manera subliminal, pero no por ello menos determinante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario