jueves, 11 de enero de 2018

TORTURA ACÚSTICA

Caminando esta mañana  a eso de las diez por calles de Madrid, he tenido de pronto una sensación de alivio; de descomprensión acústica, pareciéndome que habían dejado de actuar unos poderosos motores.
Estaba no oyendo un ruido continuo y oprimente que domina diariamente cualquier parte de la ciudad y que fluye de todas partes; una especie de nube de ruido que de alguna manera nos penetra por todos los poros y nos tensa.
¡Ah!, caí en seguida; es que esta mañana los parquímetros no están utilizables por disposición del Ayuntamiento, para provocar que los conductores usen el transporte público, y así bajar la alta contaminación que nos castiga.
He mirado arriba y abajo de las calles y he visto largos trechos sin coches. Al llegar a la gran avenida cruzaba bastante tráfico, es verdad, pero cuando los semáforos les daban el verde, escapaban dejando vacíos detrás.
Era verdad y me vino un cosquilleo de sonrisa. Y sonreí.

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